lunes, 26 de octubre de 2009

Manifiesto por la vida inocente contra todos los abortos inducidos



Mi querido y pequeño amigo: si todo hubiera transcurrido adecuadamente, no tendría sentido que me dirigiera a ti. Mis palabras serían ociosas, por tu corta edad no podrías entenderlas y por la distancia que nos separa sería imposible que llegaras a escucharme.

Pero las cosas han ido mal… más de 112.138 veces al año. Por eso mismo sé que sí me escuchas y que me entiendes: estoy convencido de que clausurado teológicamente el limbo, encontraste abierta una puerta extraordinaria a “primera clase”, donde se perfeccionó tu prematuro saber y entender.

¡Cuánta perplejidad al enteraros de que al tiempo que tomabais la salida ya habíais llegado a la meta…! Y qué duro habrá sido comprobar en carne propia:

* Que aquellos que debieron mimaros y arroparos, encargaron vuestra mortaja de plástico, formol y látex.
* Que esos otros que debieron atenderos, medicaros y sacaros adelante, sajaron con una legra vuestras carnes.
* Que todos los presuntos garantes del bien común y de los derechos inalienables de los desvalidos… calcularon los réditos electorales de vuestra sangre y la vertieron por 30 escaños miserables.
* Y… ¡qué pena, también… haber comprobado que tantos y tantos otros, delante de una urna de cristal, en lugar de optar por la vida sin ambages, fueron pintado una y otra vez, una gaviota de negro o bien una rosa de sangre!

Sois una de las más numerosas escolanías de la Iglesia Triunfante y a vuestras blancas gargantas apelamos para la conversión del Dies Irae en Te Deum, para que los ataúdes blancos dejen de ser un resultado político y se demanden tan sólo en accidentes inevitables y muy, muy ocasionales.

No hay aborto conveniente y aborto intolerable porque no hay justificación posible para la decapitación, la abrasión, la trituración y el descuartizamiento de criaturas inocentes.

Tampoco tiene sentido rasgarse las vestiduras porque a las menores de 16 años se les conceda licencia para matar… y que se tenga por conveniente que la misma criatura suba al cadalso hospitalario con una mujer de diecisiete, de veinticinco o de treinta y nueve años.

Es tan aberrante matar al niño porque su coeficiente intelectual no llegue al punto deseado, como abrir la veda unas semanas para cazar a cualquier pequeño infante.

En definitiva, no podemos consentir una "franquicia en la cobertura" de la defensa de la vida por un montante de 112.138 muertos al año.: hay que evitar la ampliación de la ley pero hay que luchar con uñas y dientes por la derogación de la ley criminal del 85, que algunos “bienpensantes” consideran "de consenso". Tenemos ante nosotros un reto importante desde 1985: despertar las conciencias de esa atonía connivente con el exterminio y al tiempo, rechazar las “sinergias” con los abortistas light, con los partidarios de exterminar a los disminuidos, a los hijos de violadores y de mujeres deprimidas o desesperadas.

El aborto inducido que se tolera en España hace ya veinticinco años, tiene un nombre: GENOCIDIO SOCIALMENTE CONSENTIDO. Y aunque los nuevos proyectos legislativos nos sugieran la necesidad de un esfuerzo renovado, ¡no caigamos en la trampa de “disparar contra las tejas” para evitar perjuicios a las poltronas calientes! Hay que minar todo el muro de la muerte, desde sus cimientos, con acciones legítimas y eficaces en todos los frentes: en el sanitario, en el político, en el mediático y en el callejero-militante.

Pido a Dios que se apiade de esta sociedad criminal, que nos conceda la gracia de la conversión y una rectificación moral y legislativa apremiante.

martes, 20 de octubre de 2009

Consenso para matar


Esta mañana, ojeando el ABC me he encontrado con otro buen artículo de Juan Manuel de Prada. Se refiere a la denuncia por parte del PP sobre la falta de consenso y la división entre los españoles, como único argumento para poner en entredicho la nueva ley de ampliación del aborto (nunca para cuestionar la vigente ley que ha permitido la inmolación de más de 500.000 de criaturas inocentes durante sus 8 años de gobierno)... como si no hubiera razones graves y directas para oponerse a cualquier aborto inducido.

A Rajoy  y a Cospedal (y por ende a cada votante del PP) no parece preocuparles mucho la decapitación, la abrasión, la trituración y el descuartizamiento de las víctimas sino el perjuicio electoral de llegar a los comicios con posturas demasiado encontradas. Y es que ya han dicho que no están contra el aborto muchas veces y bien claro. Por eso no cambiaron la ley del 85 ni la piensan derogar.

Rajoy y Cospedal con sus argumentos nos trasladan en la máquina del tiempo al circo romano en plena lucha de gladiadores, en el preciso instante en el que los tracios desarman a un millón de reciarios y aguardan impacientes no una deliberación moral, no un dictamen jurisdiccional... sino el pronunciamiento arbitrario de la turbamulta, previamente inducida por los sanguinarios déspotas del Pensamiento Único.

En el PP creen que el consenso social es lo que confiere o revoca el derecho a la vida de las personas. Por eso me encantaría presenciar  las reacciones de TODOS los medios de comunicación ante un diputado del PP que legitimara el holocausto del III Reich arguyendo que Hitler salió elegido por una amplia mayoría y que disfrutaba de un amplio consenso social para poner en marcha los hornos de Auswitch. Sé que es una comparación muy manida pero si sólo importa la legitimidad de origen y la Ley Natural se entierra en papeletas electorales, esta perogrullada es la conclusión necesaria del silogismo en clave liberal.

jueves, 1 de octubre de 2009