miércoles, 31 de marzo de 2010

Pederastas en el seno de una sociedad abonada por los sofistas de la progresía que buscan lo que escandaliza y fomentan lo que condenan

Soy padre de cinco hijos (el último aún no nacido) y aunque no tuviera ninguno, me seguiría pareciendo absolutamente execrable el delito (e ilícito moral) de la pederastia, fuera cometido por quien fuere, más todavía si se infligió abusando de la confianza depositada por los padres y mucho más si se realizó en el seno de una Institución Santa que proscribe moralmente estas prácticas de una forma terminante y absolutamente explícita. Yo abogo, no ya por la aplicación de la ley penal, sino por el endurecimiento ostensible de las penas y más cuando concurran las agravantes morales expuestas. Que se pudran a la sombra, si es que los padres no los pillan por banda primero.

Dicho esto, parece que los hijos bastardos del concubinato Gramsci-Goebbels (para que después digan que este tipo de relaciones no son prolíficas...) han aprovechado la paradoja de que alguno de estos criminales sean sacerdotes, pero lo cierto es que les da lo mismo que ninguno fuera sacerdote , porque su propósito no es atacar a los criminales ni defender a las víctimas sino denigrar injustamente a la Iglesia y a su Santidad el Papa. 

Los oráculos de la progresía pretenden que la Iglesia proceda a demanda sin necesidad de prueba, de una forma más expeditiva (e injusta) que los tribunales civiles y que no llegue, por tanto, a discriminar los criminales de los que son  meras víctimas de los infundios (que los hay). ¿Alguien ha reparado en la dificultad de prueba para las víctimas y en la dificultad de juicio para las autoridades eclesiásticas (y civiles)?

Estos mismos, desinformadores con carnet de la prensa,  paladines de la fornicación por defecto, arremeten contra el celibato dando a entender que sea la causa de este tipo de prácticas criminales.  Pero ¿qué porcentaje de los pederastas detenidos
eran sacerdotes y qué porcentaje eran paisanos homosexuales? ¿Por qué no se dan todas las cifras para establecer "relaciones de causalidad" menos injustas? 
También es cierto que sería muchísimo más paradójico que un 0,5% de los detenidos fueran sacedotes a que un 90% de los detenidos fueran homosexuales...

Con permiso de todos esos oráculos de la progresía que vomitan infundios sin necesidad argumentar  y sin que nadie les pare las patas, no es cierto que a los célibes les sobrevenga una irrefrenable atracción por los niños... sino que algunas de las personas
con oscuras inclinaciones hacia los menores (fundamentalmente homosexuales), miembros selectos de esta sociedad que ellos han procurado,  buscan una coartada ingresando en el seminario (a nadie le cabe duda sobre la posición de la Iglesia a este respecto) o incluso buscan una buena oportunidad para acceder a los niños (la enseñanza es una ocasión perfecta con independencia de que sea pública, privada, religiosa o mediopensionista). En este sentido se pronuncia el Prof. Hans-Ludwig Kröber, director del Instituto de Psiquiatría Forense de la Universidad Libre de Berlín, uno de los más prestigiosos profesores de su especialidad en Alemania (ateo confeso y militante comunista en su juventud). El profesor Kröber, cuando ha sido preguntado sobre los abusos de menores cometidos por clérigos o religiosos, niega que el problema tenga su origen en el celibato: "La probabilidad de que un célibe cometa un abuso sexual es de uno contra 40...  los culpables son homosexuales incontinentes" 


Se ha silenciado que la pederastia plantea abiertamente sus pretensiones de obtener carta de naturaleza y esta situación es la necesaria consecuencia de la trivialización del sexo y de la promoción de todo tipo de aberraciones desde la Administración Pública y desde los medios de comunicación. Alguien debería echar en cara las consecuencias de sus proclamas, a todos esos que abogan por el sexo como algo trivial, mera fontanería biológica, una gimnasia para el entretenimiento asimilable en gravedad a un saludo afectuoso o a una conversación animada... porque esta hora de Sodoma y Gomorra ha llegado de la mano de los que confundieron el concepto "libertad" con la licencia para fornicar con bípedo o cuadrúpedo, inmueble, mueble  o semoviente, con machos, con hembras, hermafroditas, conocidos o desconocidos, en un callejón o en el baño de un bar. Alguien debería parar los pies a todos esos que ahora acusan en vano y que se han dedicado a defender el sexo como una práctica abierta a la combinatoria porque ¿si toda esa combinatoria es lícita y el sexo NUNCA es "algo malo" qué argumento les queda a los trivializadores del sexo para privar a los niños de esta expresión inocua de "integración social"?


Pero todo esto, tiene una segunda parte: ¡Oh, casualidad!, resulta que una buena parte de estos guarrones vocacionales suelen ser los apologistas del genocidio del aborto y creen haber encontrado aquí una baza propagandística para desautorizar la voz de la Iglesia en su defensa de la vida, generalizando con falsedad las imputaciones a toda la Iglesia y sus ministros. Por ello, estos días se han puesto en pie de guerra las hordas abortistas intentando vender un sofisma que echa para atrás a cualquier persona con un mínimo de luces: si todos estos energúmenos estan dispuestos a decapitar a las criaturas en el vientre de su madre o a abrasarlas en una solución salina o a sajarlas vivas con una legra antes de que nazcan  ¿por qué se preocupan de que alguien pueda abusar de ellas unos meses o unos años más tarde?

Para defender la verdad puede bastarnos con ser intelectualmente mediocres y echarle a la vida cierto coraje pero a los que intentan vender la mentira (harto más dificil es luchar contra la evidencia), les recomiendo cultivarse un poquito más en el manual del sofista progre.

Una vez cerrado este post me dí cuenta de que las pretensiones de los iconoclastas no acababan en la denostación, así que escribí una segunda parte