viernes, 11 de julio de 2008

Con tu voto (PSOE o PP) llenaste el cubo con 100.000 al año


Sobran las palabras

domingo, 6 de julio de 2008

Gracias, padre

Hace hoy justo un año. Unos días antes, emprendí un breve y “largo” viaje, esperando llegar a verte. Un viaje con profundo dolor, con el recuerdo imborrable de la última recaída, tan dramática y severa que no podía apartarla ni un momento de la memoria. Al llegar cogí tu mano y comprobé que la enfermedad había restado fuerzas a esa poderosa tenaza. Era dramático el esfuerzo para tomar un poco de aire, te costó abrir los ojos… pero cuando me despedí, clavaste tus ojos para darme un adiós harto más expresivo que cien despedidas verbales. Nunca olvidaré esa mirada seria, más azul que nunca, colmada de pena, cariño y Esperanza, la última que crucé contigo.

Sinceramente, prefiero recordar esta otra mirada risueña de la foto, esa otra “cara”, pero reconozco que en la “cruz”, en esos cuatro años de enfermedad nos has dado una sublime lección a nosotros que tan frecuentemente nos quejamos por cualquier cosa.

Nunca hubiera imaginado que una enfermedad degenerativa se pudiera cebar con tanta virulencia sobre la autonomía más elemental y que dejara sin embargo la consciencia prácticamente intacta. Pero mucho más sorprendente fue tu reacción en estas circunstancias. La reacción de un hombre “geniudo”, celoso de su autonomía y de su juicio, con "sus cosas". En innumerables ocasiones habías repetido con cierta prevención el pasaje de San Juan “cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras”. En esta circunstancia, sin embargo, bromeabas, te dejabas llevar y traer, sin una sola queja, siempre “estabas bien” incluso tras innumerables caídas, con la nariz y las costillas rotas, abandonada prematuramente tu docencia universitaria, sin poder leer siquiera, habiendo “cumplido” diez años biológicos por cada uno de los cuatro últimos años...

Especialmente digno de mención para mí, es el ejemplo de tu piedad diaria, que ha sido un mensaje a tu entorno de lo que realmente importa, una invitación a no dejarnos llevar por el fragor del día a día, que ojalá aprovechemos adecuadamente.

Gracias por la vida, por la educación, gracias por el ejemplo… y ve haciendo, por favor, un hueco a tu lado porque sé que toda esta pena sólo es paradójica moneda de cambio de la auténtica Alegría.