martes, 13 de abril de 2010

No somos homófobos, ellos son aberrófilos

Homo significa "igual" y la fobia es un miedo irracional. Homófobo sería el que sufre un miedo irracional de sus compatriotas o bien  de las personas de su mismo sexo o estamento social. Por tanto, la palabreja no tiene nada que ver con quienes repudiamos las aberraciones y al mismo tiempo nos compadecemos de quienes las padecen sin pretenderles mal alguno (todo lo contrario).

La ideología de género ha preparado una trampa bastante burda pero muy eficaz porque es compartida por todas las opciones políticas con representación (nadie quiere "quedarse atrás"). De esta manera,  todo el que disiente sobre la normalización de las aberraciones es  inmediatamente marcado con el signo  de la exclusión social, equivalente a la estrella amarilla de la alemania nazi: este es "homófobo".

Estos últimos días, los buitres de diversos medios de comunicación se han dedicado a echar estiércol sobre la sepultura del malogrado presidente de Polonia muerto en ¿accidente?.

Le dedico a Lech Kaczynski este neologismo para responder a los sicarios de la ideología de género que no han respetado siquiera su sepultura: no es que nosotros seamos homófobos: es que vosotros sois ABERRÓFILOS. Y la ABERROFILIA sí que es un desorden moral y sociológico.

Descanse en paz Lech Kaczynski.

lunes, 12 de abril de 2010

Pederastas en el seno de una sociedad abonada por los sofistas (y II). Estrategia "in fieri"

Decíamos en la primera parte de estas consideraciones, que a las huestes políticas y mediáticas de la progresía no les interesa denunciar a los criminales pederastas ni defender a sus víctimas porque persiguen un claro propósito: difamar injustamente a la Iglesia y a su Santidad el Papa.  

Alguien podría pensar que este propósito denigratorio sea el fin último perseguido por las hordas de la progresía, porque es ya un daño muy grave, pero vamos poner en práctica el método inductivo para aventurar el alcance probable de todo su  proyecto estratégico. Ciertamente, todo lo que supera el paso rotulado como "3", es una elucubración por mi parte...  pero es una elucubración probable: 
  1. Empiezan justificando y fomentando sistemáticamente las aberraciones. Algunos de sus prosélitos más sórdidos acceden al seminario en busca de una coartada (en el mejor de los casos).
  2. Continúan imputando a la Iglesia los crímenes de estos abyectos personajes, intentando desprestigiar el Magisterio.
  3. Confunden deliberadamente la dificultad de prueba y de juicio con la pasividad y el encubrimiento. Intentan inducir la ligereza de juicio por parte de las autoridades eclesiásticas sobre los presnutos pederastas, contradiciendo el principio moral y procesal de presunción de inocencia. Se trata de que al infundio se le preste el mismo valor que a la denuncia por víctimas reales.
  4. No hace falta mucha imaginación para presagiar que una vez abonado el campo del prejuicio, designarán un equipo de generadores profesionales de infundios y que centrarán sus ataques sobre los sacerdotes más fieles procurando que sea la misma Iglesia quien los purgue de manera injusta y expeditiva. Diabólico... pero en sintonía con los tres primeros pasos
Es la Iglesia la que tendría que pedir explicaciones a quienes contaminan las escuelas, los electorados, las audiencias... y los seminarios. 

¡¡¡Los teóricos de la aberración son los padres de la violación!!!