
Sobre lo dicho, un plus adicional de preocupación: una vez contrastado el efecto “electoral” de la masacre del 11-M ¿pensábamos que los criminales de ETA se iban a privar de regustar la macabra efectividad electoral del asesinato?
Y si seguimos así ¿Cuál será el próximo “movimiento de liberación” encargado de rematar la campaña electoral en las elecciones generales del 2012?
Ambas fuerza mayoritarias han pasado de negociar con “el movimiento de liberación vasco” o bien con “los hombres de paz”, a las poses de contundencia más o menos reales, más o menos evanescentes. La contundencia contra el terrorismo es un débito moral, no puede ser un argumento electoralista sino una realidad “sacralizada” por todos, una determinación de aplicar las penas sin redención al margen de los vaivenes electorales. ¿Cuándo vamos a aprender? ¿Cuántos más caerán hasta que hayamos aprendido todos?
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